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Bastian Sinsé
Pensamientos delicados.








Hay un lugar, no lo dudo, me lo imagino verde y salvaje, en el que una parte sutil de nuestro cuerpo acude a menudo anhelando ese primer amor que sigue haciendo de las suyas. Un lugar lleno de secretos, donde el paso del tiempo no altera los estados que antaño vivimos. Un refugio en lo alto de una montaña, alejado del ruido del tiempo donde no se inhiben aquellas emociones que por miedo trataron desesperadamente de esconderse en las profundidades, tras lo vivido. Imagino un lugar donde poderte ver a menudo como antaño, y se me altera el corazón.





ptico Inicial
Origen de mi mundo · 2018

Especial agradecimiento a Juan Azpeitia.





Las emociones se concentran, a menudo saltan cual aguja que roza el vinilo; mi concentración fluctúa y el vacío se abre, es entonces cuando caigo. Aquí es el gesto quien traza, el espejo refleja mi imagen y los ascensores inician sus danzas emocionales haciendo del trazo testimonio y huella, mientras que subiendo y bajando hacen de mí su fiel marioneta. Mi manjar, mi mayor placer es el ser testigo de la acción que toma forma, es observar cómo este caos se organiza frente a los ojos del que mira, frente a los oídos que escuchan, y para eso, evidentemente hay que saber escuchar, hay que querer ver la poesía macabra que se esconde tras nuestra piel, leer entre lineas, dialogar con el silencio para ver más allá de nuestra identidad; para ver más allá de las formas socialmente aceptadas a las cuales me identifico, y de esta manera desvelar su rigidez, desvelar su podredumbre, y así vislumbrar la ausencia del movimiento creativo que la vida representa. Solo en la caída podemos observar de frente el estado de nuestra propia sombra.




H. Bergson
Pensamientos delicados.








“La intuición, apegada a una duración que es crecimiento, percibe allí una continuidad ininterrumpida de imprevisible novedad; la intuición ve, sabe que el espíritu saca de sí mismo más de lo que tiene, que la espiritualidad consiste en eso mismo, y que la realidad, impregnada de espíritu, es creación.”




Juego de sombras
Vomito de ballena· 2021







Lo encontré flotando en el mar, creyeron que era basura, resultó ser más valioso que el oro.








GARABATO #337 · 338·339






La imagen que surge de este gesto se me asemeja, no a mí, sino a los estados que atravieso durante el acto creativo, es el lugar donde mi gran descanso se materializa, y digo descanso pues aquí puedo rendirme a la gravedad de mi locura y dejar a un lado la monotonía de mi identidad, à la cual solo mi ser cuerdo da importancia, pasando el día rodeado de cuerdos que tratan desesperadamente de guardar las composturas. No me confundan idealizando la locura clínica, semejantes estados de sufrimiento no son deseo ni liberación, aunque como desarrollaré mas adelante ese grito se encuentra íntimamente relacionado con la necesidad creativa, indispensable para cada cuerpo, aqui hablo de la locura del poeta. Esta caída visceral que representa el acto poético es mi lugar de descanso, lugar donde recuerdo, una vez mas que soy yo la materia que altera el color de semejante foco de luz; luz que se proyecta sin imagen, juicio ni moral y se empapa con la composición sensible de mi cuerpo para concluir revelando el estado cambiante de mi alma.





                                                     

GARABATO #435· 653 · 562






Las emociones empujan el motor, río, grito y continúo; en mi boca se mezclan melodías y efectos sonoros, el espejo profundiza en mi materia, la altera, mi cuerpo trasmuta y por consecuencia el soporte que recoge mis trazos también; los gestos se suceden sin vínculo aparente en una intimidad aterradora. Acojo el caos, el cuerpo divaga, la mente se pierde y el gesto se muestra refugio; me detengo, sube la intensidad, vértigo. 
Observo mi caída, los miedos se imponen, mi mente trata desesperadamente de encontrar un lugar al cual identificarse, la duda molesta; incapaz me pregunto : « ¿por qué me inflijo semejante tortura? ». Olvidado el placer de ser vehículo de algo más grande, la memoria de mi cuerpo y su lenguaje tratan urgentemente de encontrar la figura que me permita acceder al elogio del juicio ajeno, y por tanto aquí estoy solo y no hago más que esquivar dicha figura. Duele, entro en la fase del malestar, «  lo que hago no vale nada », « ¿a qué estoy jugando? » ; crisis existencial, "estoy perdido », lloro. "Confía en ti" oigo, "confía en ti" repito. Continúo y el trazo cobra cada vez mas sentido, veo sus ojos, primera sorpresa; bebo sus lagrimas, comienza el diálogo; pregunta, respondo, sugiero, borro, asumo, rasco, « ¡continúa! »  oigo, siguen las sorpresas, espero, me detengo, y « «¡continúa! » repito...