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Bastian Sinsé
Artista pluridisciplinario.

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A menudo me surge pensar que sería mucho más fácil dedicar mi tiempo a pintar con intención de gustar. El camino sería recto si trabajase intentando ser aquello que, objetivamente, me posicionase como autoridad frente a cualquier publico, re-producir aquello que ya a tenido valor o una combinación de imagenes del pasado. Si mi pintura fuese demostrativa y tratase de comunicar una estética de fácil acceso, una oda a la figuración, podría tener conversaciones superficiales más a menudo, en las que no tengo porque abrir mis recovecos más íntimos a personas que no tienen intención de profundizar en diversos temas. Se me complica la existencia cuando asumo perderme pudiendo seguir el camino que trazó el pasado, porque no nos mintamos, el ojo humano busca permanentemente aquello que conoce o re-conoce, pero a pesar de todo ami me fascinan los abismos, profundizar y confiar que por larga que sea la tormenta siempre volverá la luz; ver el horizonte desde lo alto del un árbol; las olas rompiendo en las rocas desde las profundidades del mar, mi pintura nacer del caos más profundo y dejar memoria de mi descubrimiento tras pasearme por el ojo del huracán.

Es cierto que los limites del lenguaje pueden comprimir muchos corazones que sienten desesperadamente la necesidad de expresarse, de profundizar en detalles y emociones que las palabras comúnmente usadas no osarían jamas adentrarse a iluminar. Pero siendo sinceros, ni aun teniendo las palabras capaces de describir nuestros sentimientos más profundos encontrariamos con facilidad aquellas personas con el arte de escuchar y de adentrarse en nuestras locuras más intimas. Cierto es que el caracter estatico del viejo diccionario y sus definiciones solidas dificultan enormemente la movilidad de las palabras, y aún más la relación con ideas abstractas que se encuentran en constante cambio. De ahí nace la poesía y la necesidad del ser humano por dejar huecos libres de interpretación, de dejar espacio para leer entre lineas, sabiendo que un obra es vivida y sentida por dos, una relación que da vida a quienes se permiten experimentarla con sus diferentes intensidades y sensibilidades. Esta relación que se crea entre los dos creadores da sentido a la obra, el “creador” y el “receptor” resuenan sin ni siquiera tener que estar de acuerdo, un gesto de generosidad que atraviesa tiempos y espacios dando valor a la vida. Una relación de amor entre diferentes mundos por medio de unos trazos, un conjunto de huellas interpretables para quien conoce el puma y sus andares.

Entiendo que se utilice la pintura, la danza o la musica para comunicarse, pues conocemos los limites del lenguaje y la libertad que se le permite al “arte” es evidentemente mayor. No hay duda de que el arte hace resonar los cuerpos, altera los sentidos y genera deseos de vivir más intensamente, pero tengo la obligación de dejar escrito sobre papel mi matiz frente a esta palabra tan utilizada:
Ciertas cosas en el mundo no se pueden forzar, nacen de la profundidad de lo intimo.
Todos podemos dar vida, pero no puedes prever el efecto que tendrá la sonrisa sincera de un niño.
Con la técnica más elaborada, puedes forzar, re-producir, re-presentar imágenes del pasado, re-interpretarlas con fines productivos, combinarlas y re-estructurarlas para comunicar ideas preconcebidas generando así deseo y sirviendo a una estetica cultural determinada. Puedes proyectar la perfección e incluso creer alcanzarla, pero esos afanes de control son la identidad de la cultura que vivimos, y nada tiene que ver con el arte.
El arte comunica, expresa, propone y se expone por naturaleza al igual que el sol brilla y el agua moja, pero no es su finalidad sino su consecuencia. Nos hace sentir y vivir intensamente, por supuesto, pero su trazo no es más que la memoria de su paso, la experiencia es subjetiva e intransferible, frente a una obra podemos descubrirnos, desnudos.
El “gran arte” es un acto de generosidad pedagógica pues nos anima a hacerlo nuestro, ser creadores de la imagen y terminar el trabajo que el artista comenzó.


El arte es todo cuanto nos queda, como humanos, de natural.